martes, 14 de abril de 2009

SEMANA SANTA EN SAN PABLO OXTOTEPEC

Por: Miriam Meza Martínez

San Pablo Oxtotepec es un pueblo ubicado en la delegación Milpa Alta. A pesar de ser pequeño, posee grandes tradiciones. Es aquí en donde a partir del jueves 9 abril o como es comúnmente llamado “Jueves santo” da inicio una de las tradiciones más importantes para todos aquellos que profesan la religión católica: la representación de la Pasión de Cristo.
Cerca del medio día, con el sol a todo su esplendor, la gente transita como si nada de un lugar a otro, se notan acalorados; de pronto se avecina a final de la calle hermosos y grandes caballos, sobre ellos vienen hombres con sus trajes de romanos bien elaborados que parecieran sacados de aquella época, los caballos viene y van a trote ligero e intimidan a la gente. Van en busca de quien se hace llama el Mesías. Hacen recorridos por diversas calles hasta caer la noche.
Son casi las 8 de la noche cuando en la iglesia del pueblo el tumulto de gente de reúne para presenciar la representación de la última cena de Jesús, con una escenografía muy bien elaborada, los colores precisos, sonido e iluminación perfectos se vislumbra Jesús rodeado de sus apóstoles a quienes brinda el pan y el vino.
Todos observan con atención, se conmueven ante tal escena y hasta despotrican en contra de Judas, quien entrega a Jesús por tan sólo unas monedas con su ya conocido beso de la traición. En seguida Jesús es aprehendido a la vista de todos. La gente se alborota, no quieren una injusticia: -¡Es inocente!- Gritan desesperados.
Viernes 10 de abril (viernes santo) por las calles de San Pablo Oxtotepec, desde muy temprano comienza a pasar por las calles Jesús amarrado de ambas manos con unas cadenas, con tan sólo una túnica blanca que poco a poco se tiñe de rojo con la sangre de las heridas que van dejando sus verdugos. Es tratado como un criminal, golpes reales que generan no solo su propio dolor, sino también el de quienes lo observan a su alrededor y asomados desde las ventanas de sus casas.
Los niños desde la acera gritan - ¡no le peguen a diosito!- y lloran de angustia. Es increíble como la gente vive la escena tal como si fuera real.
Al caer la tarde, con el calor que inunda la ciudad, Jesús es condenado a la crucifixión por Poncio Pilatos quien se lava las manos y deja libre al ladrón Barrabas. Su madre lo mira con tristeza y no puede contener el llanto, es notable que daría lo que fuera por salvar a su hijo.
Comienza el recorrido de Jesús con su cruz, apenas puede caminar, esta agotado de tantos golpes y sufrimiento, lleno de de sangre hace un gran esfuerzo, la multitud que camina con el trata de ayudarlo pero sus verdugos lo impiden e intentan golpear a quien se acerque a brindarle ayuda. Después de tres caídas llega por fin al lugar en donde será crucificado. El cielo comienza nublarse, el viento se incrementa poco a poco y todos a la expectativa de lo que sucederá.
En seguida se observa a Judas colgado de un árbol, no pudo soportar la traición a Jesús y se suicidó, a algunos les da gusto, a otros les causa conmoción y a otros les da igual. Posteriormente Jesús es puesto sobre su cruz, algunos no pueden soportar que lo amarren, otros simplemente observan con atención. Poco a poco y con mucho cuidado van subiendo la cruz para colocarla en su lugar. Dimas y Gestas uno a la derecha y el otro a izquierda también son crucificados.
Una última petición es un paño con un poco de agua para saciar su sed. Los guardias atan un trapo húmedo a un palo y se lo acercan a la cruz. Jesús lo bebe y pronuncia la frase: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Finalmente se desvanece.
Le gente se alarma y sufre con María, madre de Jesús, la perdida de su hijo. Es así como finaliza esta gran representación que se ha llevado a cabo en este pueblo desde hace ya varios años y a la que los creyentes católicos no dejan de asistir año con año.






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